A estas alturas de la película no vamos a cuestionar la madurez de quienes en esta santa casa colaboramos. Si bien todos tenemos muy claritas las cuatro cosas imprescindibles para la vida social (como no enfadarnos y amenazar con dejar de respirar en cada discusión), en cuanto a ocio seguimos con todas las barreras tumbadas. Esto, no se crean, no es novedad, sólo que muchos disfrazan de frikobizarrismo (¡suena tan vasco!) el saber quienes son y cómo se llaman los Teletubbies o trastear con fotitos de personajes de Pocoyó. El Dani está to loco, qué gay el Tinkywinky.
A mis sobrinas les mola el Disney Channel. Yo siempre he sido de Cartoon Network, pero desde que dejaron de programar Animaniacs me enfadé y dejé de respirar y de verlo. También coincidió con la época en que dejé de tener Canal Satélite en casa (aunque quedaba tan idílico decir que fue por fidelidad a mi serie favorita…). El asunto está en que a fuerza de ir a casa de mi hermana y sufrir el bombardeo de Disney Channel, al final terminé conociendo y amando algunas de sus series, mientras que otras me hacían poner cara de dibujo de Peter Bagge.
Teniendo claro que es un canal infantil (y por tanto no soy el público objetivo), a continuación doy cuatro razones que me llevan a aplaudir a Disney Channel contra cuatro que me llevan a cargar la cerbatana con narcóticos para poder cambiar de canal cuando voy a casa de mi hermana.


1. PRO: BRANDY Y MR. WHISKERS
Deben de ser los mejores dibujos animados que he visto en mucho tiempo, aunque la premisa básica (pareja de animales, uno muy listillo y el otro un patán) esté tan trillada. Sin embargo, tiene ciertos aires a Sam & Max (no sólo porque haya un perro y un conejo) que me hacen aplaudir frenéticamente.
Historia: Brandy Harrington, de los Harrington de Florida, es una perra pija y consentida. En un vuelo intercontinental conoce a Mr. Whiskers, un conejo destinado a experimentos que no sólo es un guarro, además es un gilipollas de mucho cuidado. Como Brandy no tiene luz suficiente para leer sus revistas de moda, Mr. Whiskers abre la puerta del avión y ambos salen volando y caen en la jungla junto con el resto del equipaje de la bodega, el cuál utilizan para hacerse una cabaña y sobrevivir hasta que alguien los rescate.

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Lo que mola: Surrealismo de principio a fin. El cerebro de Mr. Whiskers es un personaje independiente, con chistera y monóculo, que está harto de que el conejo le ningunee. Lo primero que Brandy hace es crear un sistema económico basado en cantos rodados, lo cuál convierte la jungla en un paraíso de la frivolidad, aprovechado por la avariciosa iguana Gaspar. Cortes y comentarios “al margen” con imágenes reales de por medio. Mr. Whiskers es un conejo que se tira pedos y se saca mocos con los pies, que eso nunca está de más.
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2. CONTRA: HANNAH MONTANA
Es al Disney Channel lo que Fido Dido al 7-Up: una mierda de barco insignia. Lo que la hace aún más popular es que canta y baila a lo superestrella, y eso aún cala hondo entre las niñas. La llamo Hannah Almorrana, lo cuál encoleriza a mis sobrinas (cuánto tiempo siendo el menor de una larga familia, sin tener niños a los que atormentar; ay madre, cómo me lo paso).
Historia: Para llevar una vida privada tranquila, Miley Cirus oculta al resto del mundo que es la superestrella juvenil Hannah Montana. Los conflictos resultantes se entremezclan con las tramas típicas de telecomedia (me han pedido salir dos chicos a la vez, mi mejor amiga no me habla, etc.).

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Lo que no mola: Miley Cirus tiene una cara de imbécil, exagerada por unas innecesarias muecas, que haría estallar la lapidación sin necesidad de gritar “Jehová”, es una resabiada y una patosa. Esto último tendría su gracia si no fuera porque el resto de personajes también son tontos de baba caída. El padre es un hortera integral que roza lo irritable. Pero el peor es un cargante mocoso, tipo Max Montana de Tiny Toons, que tiene mucho dinero y es muy avispadillo, y físicamente parece el Richal de los sketches de Juandediós el gitano; encima está fatal doblado, se nota que es una señora poniendo voz de niño (aunque esto no sea culpa directa de la serie).
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3. PRO: KUZCO
Precuela del peliculón animado El Emperador y sus Locuras, comparte espíritu con esta.
Historia: El ególatra y mimado Kuzco está obligado a aprobar sus estudios elementales para demostrar que puede ser un emperador digno y hacerse cargo de su pueblo. Yzma, la infame consejera, se hace pasar por la directora Amzy,convencida de que si le sabotea en secreto podrá hacerse ella con el trono.

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Lo que mola: Se aleja del humor típico de Disney para chocar los cinco con Looney Tunes. Humor anacrónico cojonudo y ruptura de la “cuarta pared” en la que se hacen referencias a la propia serie. Un corte por episodio al espacio “Los Garabatos de Kuzco”, en la que el aspirante a emperador reinterpreta la historia hasta el momento, quedando siempre por encima de los demás. Kronk, compañero de clase de Kuzco y esbirro de Yzma, es tan bobo que a veces cansa, pero generalmente sirve de muelle para chistes muy buenos (como el clásico de que Yzma le tiene que recordar continuamente que es Amzy). Los planes de Yzma son rocambolescos y suelen conllevar transmutaciones en animales (¡hurra!)
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4: CONTRA: RAVEN
Todo canal necesita una serie de negros, aunque en esta la mejor amiga de la protagonista sea blanca y pelirroja, por aquello del buen rollo. Cuando la serie dejó de tener tirón, sacaron un spin-off en el que su padre se hacía cocinero presidencial y se mudaba a la Casa Blanca con Corey, hermano de Raven. La madre desaparecía de la ecuación y a nadie le importó, como cuando tía Raquel se esfumó de Cosas de Casa abandonando a su hijo.
Historia: Raven Baxter es una estudiante de instituto que aspira a ser una famosa diseñadora de moda. Por lo demás es una adolescente del montón, excepto por las visiones predictivas que le asaltan de vez en cuando. Raven tratará de usar esta información privilegiada para su propio provecho, siempre con resultados inesperados.

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Lo que no mola: Raven es superficial, hortera, patosa y bastante egoísta. Hasta aquí todo bien. El problema es que sus muecas me cantan a “Negraciosa”, ese cliché tan molesto de las telecomedias (o pelis de terror, sólo que en estas, al menos disfruto de una retribución, porque acaba muriendo). Me remito a Cosas de Casa: es como mezclar en un solo personaje a la abuela Winslow, Harriette y Laura, con las ocasionales envidias de tía Raquel y el puntito de tontería de Myra. Sus amigos Eddie (negro molón, pero no demasiado) y Chelsea (tonta del culo) tienen gracia, pero no llegan a compensar a la irritante protagonista. La trama secundaria de cada episodio, protagonizada por Corey (que tiene más cara que espalda) y los señores Baxter, suele tener más gracia que el argumento principal. Siempre que mi cuñado ve a Raven, recalca lo mucho que canta a tener más años que la Cuesta de la Vega, lo cuál encoleriza a mis sobrinas (y a mí, porque lo suele decir a gritos).
Por cierto, en castellano tiene la misma voz que Hannah Montana. Manda cojones, señores.
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5: PRO: HOTEL, DULCE HOTELl
Las fórmulas de telecomedia están explotadas a más no poder. Esta te da una cucharada más de lo mismo, pero con tanta gracia y acierto que parece un homenaje a la telecomedia americana de todos los tiempos. Probablemente sería el resultado de una semana de brainstorming por parte del equipo de Viruete.com
Historia: Cuando Carey Martin es contratada como animadora de espectáculos de uno de los lujosos hoteles Tipton, se traslada a vivir a una suite llevándose con ella a sus hijos, los gemelos Zack y Cody. Aunque físicamente idénticos (no tanto, con el tiempo Cody crece y está más delgado, mientras que Zack se queda hecho un retaco a lo Pablo Mármol), uno es muy responsable y estudioso y bastante inocentón, mientras el otro es un avispado de tres pares de narices y arrastra a su hermano a los planes más absurdos que traen de cabeza al director del hotel.

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Lo que mola: No se puede haber pasado una vida acunado por las telecomedias sin reconocer el valor de las aventuras de Zack y Cody, con un refrito de las tramas más típicas (elecciones a delegado de la clase, copiar en los exámenes, concurso de deletreo, etc.) y personajes clicheros hasta decir basta (cuyas sobreactuaciones suelen estar limitadas, justificadas y bien repartidas a lo largo del capítulo), pero insuflando a todo una carga de chistes y gags bastante acertados y haciendo que los niños protagonistas no sólo no merezcan la muerte instantánea, sino que los cabrones tienen gracia. Además, la versión española cuenta con la siempre cojonuda voz de Iván Muelas (Will Smith, Xander, Fry) como Esteban, el botones.
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6. CONTRA: CHIQUITITAS
Dejando a un lado comentarios jocosos sobre la mentalidad cuadriculada de Walt Disney, es que sinceramente no alcanzo a comprender qué pinta un culebrón sudamericano entre tanta comedia norteamericana.
Historia: Un orfanato lleno de niños marisabidillos (demasiados para que el cerebro humano lo tolere) está surcado por la esperanza y los avatares (los del destino, no las fotos de Pocoyó en el msn), la alegría y las lágrimas y, por supuesto, la bondad exagerada sin límites y la retorcida maldad conspiratoria de sus muchos (demasiados) personajes. Como la serie duró tantos años y los culebrones rara vez pueden mantener una premisa (además los niños crecen y hay que irlos jubilando), me siento incapaz de resumírselo, dado que lo poco que he visto me parece inconexo.

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Lo que no mola: No creo necesario explicarles las pegas que uno le puede ver a un culebrón. Pero, como dato testimonial, les diré que sale una tía vestida así como en plan alocado-modernuqui (tipo presentadora de magazine para niños) que llama a los niños “mis pequeeeeños tesorossss, la lussss de mi corasóooooon” aproximadamente cuatro veces por episodio. Y que hay números musicales que añaden tanta vergüenza ajena a la mezcla, que le quedan grumos como al cola-cao con leche fría.
Échenle un vistazo a una de las intros. El bailecito del final se las trae de Calahorra en bote: http://www.youtube.com/watch?v=BIviTk2NGPU
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7. PRO: DAVE, EL BÁRBARO
Basta de sátiras sobre espías y agentes secretos y, por Dios, basta de superhéroes. Está todo dicho. En cambio, el mundillo de espada y brujería (más susceptible de burla que ningún género) se contenta con el Mundodisco de los cojones (que a mí me guste mucho no quita que la saga sea un tanto cansina). ¿Por qué habríamos de contentarnos con Dragon’s Lair y Los Osos Gummi? La respuesta a mis súplicas se llama Dave el Bárbaro y es una de las mejores series de dibujos que no tira tanto de “chistes para adultos”. No venderá camisetas graciosas ni peluches, pero al menos nadie nos bombardea con mil citas (y sí, estoy pensando en “Han matado a Kenny”, “Ha vuelto, en forma de chapa” y “Zas, en toda la boca”, que encima es de The Honeymooners).
Historia: El reino fantástico de Udrogoth tiene problemas más serios que la cantidad de monstruos y brujería que la azotan. Los reyes se han ido de viaje y han dejado al cargo a su hija mayor, Candy, una princesita mimada que no necesita un espejo mágico para saber que es la más deliciosa y refrescante del reino. Junto con ella, la única defensa del reino son sus hermanos Dave (un bárbaro al que sólo interesan la cocina y hacer punto) y Fang (una canija berserkker a quien todo el mundo confunde con un mono), su tío Oswidge (un mago inepto y metepatas, que lo más cerca que estuvo de la escuela de magia fue trabajando en la cafetería), su mascota Faffy (un cerdragón con un sólo dígito de Cociente Intelectual) y Lula, la resabiada espada mágica de Dave. Como dice el tema principal: no son los mejores héroes, pero no hay otros.

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Lo que mola: Tonterías a noventa céntimos el kilo, anacronismos, ruptura de la cuarta pared, villanos absurdos, un narrador que es un personaje más y, en fin, Jim Carrey dijo que era una de sus series favoritas. Sólo por eso, sería capaz de asumir mi falta de personalidad y decir que comparto el sentimiento.
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8. CONTRA: BRUJELAS
Como colofón, en lugar de una serie voy a hablar de una película que no sé cuántas veces han puesto, pero me he topado con ella cientos de veces. Supone la amargura de volver a ver a las palurdas que me aguaron la sobremesa cuando los Winslow, los Banks y los Solomon fueron sacados a empujones de la parilla de Antena 3 y ver que siguen haciendo la misma tontería pero entremezclado con el ya explotadísimo recurso del mundo mágico paralelo en el que los recién llegados parten el bacalao.
Historia: Las hermanas gemelas huérfanas Tamera y Tia (no sé cómo se llaman, pero en la serie se llamaban así y jamás les pondré otro nombre), una muy superficial y egoísta, la otra muy responsable y estudiosa, descubren que son las herederas de la corona en un reino supermágico y molón. Al juntar su magia, hacen de la torta un pan y nadie las puede vencer. Pero claro, como son adolescentes y tan distintas, siempre andan a la gresca. Hasta aquí todo lo que recuerdo de la peliculeja de marras.

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Lo que no mola: cargo con el prejuicio de que odiaba su serie y las odio a ellas, pero además el juego de palabras Brujas+Gemelas (Twitches, en original) me parece malo hasta para un producto infantil. Mientras que Zack y Cody son la revisión de tantos otros gemelos (las de Sweet Valley, sin ir más lejos) pero con algo de gracia y salero personal, estas el único talento especial que muestran es ser gemelas idénticas. Tienen cara de palo, sonrisa impostada, repiten unos diálogos bastante poco inspirados (lo que hace que sus tramas sí que huelan a refrito directo, sin más ni más) y siempre les colocan una mierda de tramas que ni chicha ni limoná. Cuando las veo, pregunto a mis sobrinas si creen que son blancas o negras, lo cuál no sólo las encoleriza, también las confunde, porque no saben responderme.
Saquen sus propias conclusiones. ¿Disney Channel mola o no? ¿Tengo esperanza de educar bien a mis hijos -de próxima aparición- o soy un inmaduro que escribe chorradas en un blog? ¿Debería Viruete cancelar Pyjamarama! y sustituirlo por un blog con una tía que, pese a estar buena y ser ingeniosa, no encuentra novio? Ahí tienen los comentarios para lo que sea, y ahí está J. J. Jameson para censurarlos llegado el caso.
(Sam y Max -tm- aparecen en esta entrada por cortesía de Steve Purcell)