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José L.Viruete 9-6-05

Seguro que más de uno está hasta las narices de ver Star Wars por todos los lados. No es que nos pille de nuevas, pues sabíamos lo que nos esperaba con el estreno de la peli en cuestión, y desde luego conozco a un nutrido grupo de fans, lo que no esperábamos es que tantos oficinistas aburridos y estudiantes de teleco se fueran de repente a declarar fans acérrimos. "Yo es que soy muy friki", presume el pajero en cuestión, que también pensará en adquirir un disquito de ragatton "para oir en el coche". De lo que seguro que pocos presumen es de haber tenido, y perdonen la expresión, los santos cojones de tragarse hasta el final El especial de vacaciones de La guerra de las galaxias.

Retrocedan conmigo (elijan ustedes el método) hasta 1979. Con la película original convertida en un mito y faltando un año aún para el estreno de El imperio contraataca, los fans se comían las uñas y devoraban los cómics de la Marvel esperando nuevas aventuras de nuestros amigos rebeldes mientras recibían collejas por parte del capitán del equipo de fútbol, por flipaos. De repende, en la CBS, se anuncia que, en vísperas de acción de gracias, (que no navidad) se va a emitir un especial de televisión, con nuevas peripecias de sus protagonistas. ¡Menudo acontecimiento! Son muchos los seguidores que recuerdan estar impacientes con diez años, pendientes aquel día del televisor... y que también recuerdan que se llevaron un soberano chasco.

Nadie guardó una buena impresión de la emisión y con el paso del tiempo fue cayendo en el olvido. El programa no se volvió a emitir jamás. El propio Lucas dice que si pudiera, acabaría con todas las copias que existen por ahí. Claro que el tío también querría acabar con todas las copias de la trilogía original sin sus fabulosos retoques por ordenador. El productor reconoce en día que "fue el peor montón de mierda que jamás haya hecho". ¿Era para tanto la cosa? Afortunadamente, han ido saliendo a la luz copias para preservar este histórico documento. Repasemos el programa y juzguen ustedes mismos.

La cosa comienza con Han y Chewbacca huyendo de unos cazas imperiales a bordo del Halcón Milenario. Chewie está nervioso y se revuelve en su asiento. No es que padezca de almorranas, es que va a llegar tarde a su casa para celebrar "el día de la vida", que se ve es una festividad importante en la galaxia. Suena como a una movida antidrogas. Ten cerebro, pasa de la coca. ¿Y por qué tiene tanto interés el peludo en ese día? Pues porque es uno de esos momentos, como año nuevo o un funeral en el que se reune toda la familia. Sí: el wookie cazarrecompensa es un afortunado marido y progenitor, igualito que Don Pantuflo.

Conozcan a la familia de Chewbaca: su mujer Malla, su hijo Lumpy y el abuelo Itchy, que llamaremos Matías. Estamos ahora en su residencia, en el planeta Leprechaun o como quiera que se llame el planeta de los monstros esos. Su clan está muy nervioso también. Los siguientes minutos estarán dedicados a la vida normal de una familia de wookies: el abuelo duerme la siesta, la madre limpia la casa y el hijo juega con una maqueta de un Ala X. Pues igual que si fueran de Reus o Jerez. Ojo que todas las conversaciones están en el idioma original de los peludos. Como el niño no hace más que joder con la pelota, le ponen la tele, que aquí son hologramas en tres dimensiones.

Comienzan a aparecer acróbatas, malabaristas y bailarines disfrazados haciendo cosas raras, como el Circo del sol pero sin el toque cultureta. ¿Estamos en el planeta de los wookies o en el Planeta Imaginario? Es aquí cuando caí en la cuenta. El Especial de vacaciones no es sino uno de esos programas tan habituales en la tele americana, con actuaciones de cómicas y musicales. Como si Noche de fiesta lo presentara la Princesa Leia en lugar de una ex-miss españa operada y semi analfabeta. Sabiendo esto, uno ya puede hacerse una idea de como va a ir el tema. El niño queda encantando con la actuación, que a nosotros se nos ha hecho eterna, pero la madre no está contenta. Sigue preocupada, así que decide llamar a Luke Skywalker, para preguntarle si hay alguien más por ahí.

Por medio de un videofono se pone en contacto con el joven Jedi, que por lo visto está pasando por una etapa glam en su carrera. ¡Miren las toneladas de maquillaje y rimel que lleva Mark Hamill! En aquella época el actor había tenido un accidente que le había dejado varias señales en la cara, pero aún así, el resultado es exageradísimo, a no ser que pensase en unirse a algún grupo de música disco o estuviera representando The rocky horror show y nosotros sin saberlo. Luke tampoco tiene ni idea de dónde está Chewie, pero no le gusta ver a su mujer tan preocupada, así que le obliga a sonreir. "Vamos, dame una sonrisa... eso está mejor", dice satisfecho. Ni Michael Landon. Fue en ese momento, abrumado por las circunstancias, cuando consideré por primera vez poner fin a mi vida, pensamiento que se volvería a cruzar por mi mente varias veces durante la duración del especial.

Va siendo hora de comenzar con las actuaciones cómicas: Malla llama a un amiguete suyo, que está lidiando con un imperial que ha venido a su almacen. Un tocapelotas sin pelotas, vamos. Se trata de un cómico famoso allí por la serie The Honeymooners (que sirvió de modelo a Los Picapiedra, para que os hagáis una idea). Nos hace unos chistes a coste del imperial y le dice a Malla que tampoco tiene ni idea del paradero de su marido. Para distraerse, nuestra "wooka" se pone a cocinar algo, pues como mujer tiene que encargarse de las cosas del hogar. En lugar de Arguiñano o Adría, en la tele de la galaxia tienen a un travesti con cuatro brazos que enseña a hacer las recetas. Entre esto y lo de antes de Luke deducimos que la galaxia, más que muy, muy lejana, parece más bien cercana... a Chueca. Esta parte es medianamente graciosa y se pasa rápido, aunque ver batir en un cazo a la inspiradadora de la Mama de Futurama no es la idea de aventuras y emoción que tenía en mente.

El tío llega a casa con regalitos para toda la familia. El objeto más destacable es que el que ragala al abuelo, una especie de máquina de realidad virtual que el melenas no duda en probar inmediatamente. Al ponerse el casco, aparece ante sus ojos una negra (Dinah Carroll, seguramente familia de Pepe) con el pelo aplumado que le asegura insinuante que es "su fantasía y su placer". Dado el cariz de su programa, llamaremos a esta máquina "El pajódromo". La fantasía del viejo consiste en que le cante una canción para él, ni más ni menos. Así que durante los próximos seis minutos nos deleitaremos una sucesión de planos psicodélicos, en un cruce entre un programa de Lazaroff y los créditos de una película de James Bond de los 70. Fast Foward, para que te quiero.

Ten cerebro. Pasa de la coca.

El agüelillo abandona el pajódromo, y Malla decide llamar a Leia para preguntarla por el paredero de su marido. "Seguro que se ha ido al bingo o a ver al Sevilla", parece pensar. Leia aparece ante nosotros, con un ojo mirando a cada lado y cierta pinta de estar algo ida. Recordemos que Carrie Fisher estaba hecha toda una yonkarra por aquella época, compartiendo drogas con medio hollywood (hizo buenas migas, por ejemplo, con John Belushi), lo cual explica que nos recuerde, por momentos a Bertín Osborne en su época de Contacto contacto. Ella tampoco ha visto al bicho y se retira, muy amablemente, a "empolvarse la nariz". Y el Navidul, buenísimo.

En estas, los imperiales llegan a casa de Malla. El mercader chiflado se pone a decir sandeces para entretenerlos, pero los tipos están bastante mosqueados. Para subirles el buen humor, decide ponerlos en un holoproyector algo de música. Y ahí aparecen tocando Jefferson Starship. Aunque el nombre encaja perfectamente con la temática que hoy nos ocupa, no hubiera elegido yo a este grupo para esto. Hawkwind, o Kraftwerk me hubieran parecido más apropiados. Pero bueno, tampoco están mal, entendedme, siempre me ha gustado muchísimo su tema Jane, que hubiera preferido interepretasen aquí y Mickey Thomas es un buen cantante (su proyecto Over the Edge está muy bien) . En un alarde de arrojo, el guitarrista hasta utiliza los dientes. Es ahí cuando entendí que no invitaran, por ejemplo, a Ted Nugent: probablemente sería confundido por los espectadores con el propio Chewbacca. La actuación, para que sea más "galáctica" cuenta con diferentes efectos de iluminación que dejan más claro que nunca que los 70 son el futuro.
Jugando al Guitar Freaks

La actuación del grupo gusta bastante al imperial. Se ve que no hay muchos conciertos ultimamente: normal, el Imperio no hace más que clausurar salas. Los imperiales continúan registrando la casa. Cuando nadie le ve, el pequeño Wookie pulsa un botón en su proyector y comienza a ver lo que están haciendo Luke y Leia... y nos es mostrado en dibujos animados. Como si de Kill Bill se tratase, los siguientes minutos nos será narrada la historia utilizando la animación, en el que es sin duda el mejor momento de la película. Recuerda un poco a la película Heavy metal o alguna de aquellas películas de animación francesa de los 80. Los robots, eso sí, son iguales que los que saldrían años después en la serie Droids.

 

En el transcurso del corto, nuestros chicos se estrellan en un planeta y se encuentran por primera vez con Bobba Fett, que al principio se hace pasar por un amigo. Al final descubren que es de los malos y el tipo se pira. Todo formaba parte de un incomprensible plan del imperio. Un acontecimiento histórico y canónico, además de la única parte de la película donde hay algo de acción. El resto de escenas de naves son todas extraídas de las primeras películas. Eso sí, a mí que me expliquen el parecido del Han Solo animado con el real, se parecen menos que los de los New Kids on the block.

Aguanten que vamos terminando. En fin, que tras esta historia por fin se dirigen al planeta wookie. Mientras los imperiales retienen a la familia de Chewie, hay un corte de aproximadamente media hora a una cantina. Igualita que la de Tattoine ¿será una especie de franquicia galáctica, un Starbucks de mala muerte (valga la redundancia)? El caso es que el bareto lo regenta Bea Arthur, Dorothy de Las chicas de oro. Tras esquivar las proposiciones de un amiguete algo salido, los imperiales le dicen que tiene que cerrar. La tabernera intenta echar a la gente, pero el personal la ignora completamente así que se pone... efectivamente, a cantar. Y tan horrible es la canción que a medida que la interpreta, el bar se va quedando vacío. Hasta llega a bailar con Greedo, o un tipo que usaba la misma careta. Efectivamente, esto no tienen nada que ver con el resto de la trama. Aquí volví a pensar en quitarme la poca vida que me quedaba y dejar de sufrir. A lo mejor es que hay que verlo colocado, como Leia, para pillarle la gracia.

El caso, que llegan Han y Chewie ahí, despachan a los imperiales y POR FIN pueden celebrar el día de la vida (drogas, ¿para qué?). La familia acude a traves de la galaxia (???) ocultos bajo capas rojas que deben de permitirles cruzar el cosmos y que les hacen parecerse a Mum-Ra el inmortal, hasta un lugar donde están Leia, Luke y compañía, para seguir celebrándolo todo el día. Los actos incluyen que la princesa cante sobre la música de Star Wars, con una letra inventada. El resultado, totalmente atroz y digno de El Semáforo. La gente le habría echado. Tras esto, la familia cena unida, imagino que viendo el equivalente wookie al especial de Cruz y Raya. Miedo me da, considerando lo que hemos visto, ese tipo de programas. Por último, el peludo recuerda imágenes de la primera película, en un flashback que nos da a entender que prefiere estar por ahí jugándose el pellejo a pasar un minuto más de celebración. Es el momento de mayor identificación con el personaje en toda la trilogía, pues nosotros también tenemos ganas de salir huyendo y no aguantar ni un segundo más ante el televisor.

Como he dicho antes, el programa es un intento de unir la saga galáctica con un espectáculo de variedades, con canciones, humor y hasta dibujos. El problema es que fracasa estrepitosamente, las canciones aburren, la comedia no es especialmente brillante (si encima no sabéis inglés...) y se alarga demasiado, y las apariciones de los personajes de la película son algo desastrosas. Añadan los minutos de "conversación wookie" y la grima que da la familia de Chewbacca y la cosa es ya para meterla dentro del Arca de la alianza de Indiana Jones y que nadie la vuelva a ver jamás. De acuerdo, eran los 70, pero es que hay programas festivos de la época que no son ni la mitad de horrorosos. Por eso este mamotreto fracasa miserablemente. Como aventura de la saga, es un truño, y como especial de variedades nos sumerge en el más profundo de los sopores. No salen zombies ni nadie hace kung fu y aunque hay robots y un par de explosiones, no consigue levantar el vuelo. Habemos truñaco.

Lucas delegó la producción de este especial, ya que se encontraba ocupado con El imperio contraataca. Cuando vió el resultado, se aseguró que el programa no fuera transmitido por segunda vez, nunca. Aunque tampoco puede encargarse de destruir las copias que hay, ya que al estar realizado por otra productora ajena a Lucasfilm, son suyos los derechos. Con todo, algunos afortunados que tenían video allá por 1979 grabaron el programa y fue salvado así de las iras del Papa Lucas Grijanders. Para él debe de ser como esa foto tuya de la comunción de la que te avergüenzas. Y ni siquiera pudo hacer mucho dinero con esto. Como estamos hablando de Star Wars, y ese nombre significa ante todo "negocio", se proyectó merchandising del especial, que fue abortado ante el resultado tan nefasto. Para el recuerdo quedan tan solo los prototipos de los muñecos que iban a lanzar de la familia de Chewie.

Con el estreno del episodio III, y teniendo en cuenta la existencia de esta película, podemos considerar que, efectivamente, existen tres trilogías sobre Star Wars, quedando repartida de las siguiente manera:

Classic trilogy: Episodios IV, V y VI

TV Trilogy: La aventura de los ewoks, La batalla de Endor y el Star Wars Holiday Especial

Shit trilogy: Episodios I, II y III.

Con lo cual en el fondo Lucas se salió con la suya, aunque eso sí, el 66% del material es cuanto menos mediocre, pero bueno. Y además siempre han sido número uno, incluso éste especial: en un libro sobre los 100 peores momentos de la historia de la TV, nuestro protagonista de hoy ocupa el primero lugar. No se crean, que hay quien prefiere este engendro al Episodio I por ejemplo: el niño wookie da menos asco que Jarl Jarl. O que el follatontas que interpreta a Anakin de joven. A ver si va a ser que Leia no era la única que le da al temita. "Un poquito de jaco, unos tiritos, y me pongo con el guión del episodio I".

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