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EL JUEGO DE

MÉDICO DE FAMILIA

Adso de Melk 20-1-05

Hay pocos hitos en la historia de la televisión reciente como el estreno de la serie por excelencia de Emilio Aragón. Una serie que aunaba comedia, drama, romanticismo, valores familiares, mensajes ejemplares, realismo social, denuncia, costumbrismo hispano, cultura popular... en el marco de interesantes historias para toda la familia. Una familia que mantenía sus ojos pegados delante del televisor ante las peripecias del joven Chechu (al que vimos pegar el estirón en “Ana y los siete”, ya todo un hombrecito), el señor Manolo (jubilado simpar e inventor de refranes que ahora podemos disfrutar en Un paso adelante), la inocente María (que se cortó el pelo y se puso a estudiar periodismo con Veva, la hija de Coronado), el torturado Alberto (todo un Jim Dean galleguiño), el intachable Nacho Martín, la emprendedora Alicia, el fanfarrón Julito (que en Compañeros siguió perdiendo la batalla por arriba), la pizpireta Anita (atención a su página web: http://www.marietabielsa.com), la “requetesalá” Juani, el bonachón Marcial (que murió y resucitó como Botones Sacarino), el honesto Poli...

Hablamos por supuesto de Verano Az... digo de Médico de familia, cuya fama trascendió nuestras fronteras, llegando a realizarse versiones francesas, italianas (que tuve la suerte de disfrutar, menuda “Alicia” era la actriz italiana...), portuguesa que trasladaban a cada país este particular microuniverso. Un microuniverso con más almíbar que un anuncio de melocotones, que triunfó mucho más allá de cualquier expectativa. Emilio Aragón dejó de ser Milikito para convertirse en Nacho Martín (sambenito que nunca se quitaría, nadie le llama “Javier” o como quiera que se llame en la serie esa que copia a Todo el mundo quiere a Raymond). Todo un fenómeno de masas que alargaron hasta que ya no quedaba nada que contar (algo parecido pasará en Cuéntame como pasó que cuando pasen la década de los 80 y 90 veremos a Antonio Alcántara y familia en Marte, en una nueva versión de Perdidos en el espacio). Todo un éxito que como pasa con este tipo de cosas tuvo su propio juego de mesa, que anunciaban si os acordáis (como si vierais la serie) al final de cada capítulo.

Y he de confesar que cuando se me presentó la posibilidad de conseguir semejante artefacto, no lo dudé ni un momento. ¿Cómo resistirse a ser por unas horas “El Rulas”? ¿Cómo no revivir en el marco de un tablero las aventuras de la familia Martín, con sus sinsabores, sus agridulces desenlaces, sus inolvidables anécdotas, como la violación de Inés, la anorexia de Inés o la ruptura entre Alberto e Inés (a todo esto, me pregunto por qué no hay ficha de Inés)? En mi cabeza, el juego se desarrollaba en dos escenarios: la casa familiar (con ese misterio que aún golpea a los científicos: ¿cómo el sueldo de un médico de familia y un jubilado puede pagar un adosado en las afueras de Madrid?) y el centro de salud, que a la postre eran los decorados más recurrentes de la serie, al estilo del pasillo del insti en Salvados por la campana.

Ni siquiera podía llegar a imaginar qué personajes saldrían ni que función tendrían en el devenir del juego. ¿Podría Nacho Martín, como en la serie, elegir entre Alicia o Irene, distintas como la noche y el día? ¿Podríamos revivir a Marcial una vez muerto con magia Sanctus? ¿Habría una minisilla de ruedas para el personaje de Lucas? ¿Vendría un efecto de sonido de “tos” para el señor Manolo?

Lamentablemente, la realidad fue muy distinta. Porque sí es cierto que las fichas son los personajes de la serie, es decir: Nacho, Alicia, Chechu, Alberto, María, el Señor Manolo, Julito, y La Juani (¡no sale Lucas, maldición!), pero realmente la elección es meramente anecdótica. No vas más lento si coges al señor Manolo, ni cantas sevillanas si eres La Juani, ni te pierdes por el camino si tu ficha es María. No deja de ser curioso que las fichas están relacionadas en parejas por un color. Así, lógicamente, Nacho y Alicia son azules, Alberto y María son amarillos, el señor Manolo y Chechu son rojos y Julito y La Juani son verdes. Extraña combinación de incesto, pederastia y adulterio. Quien no vea aquí el germen de “Los Serrano” es que no se ha enterado de nada.

Tampoco el juego es lo que yo esperaba, porque a la hora de la verdad, nos pongamos como nos pongamos, es una cutremezcla entre el Parchís y La Oca (¿cómo no se les ocurrió a los japoneses, o a los de Antena 3?). Con fotos de la serie en el tablero (prácticamente el único aliciente), con un dibujo de las casillas algo cutre (se parece al típico juego que todos hemos diseñado en nuestra infancia, yo hice uno de El Inspector Gadget bastante bueno), pero con unas normas sospechosamente parecidas a las de los juegos nombrados, a saber:

OBJETIVO Y DESARROLLO DEL JUEGO:

El ganador será el que primero consiga llegar con sus fichas a la casilla central (que no es más que el logo de la serie, digo yo que podían haberse esforzado más y haber puesto el centro de salud, o el dormitorio de Nacho, o el estadio de la Peineta donde tocaran Andy y Lucas al menos...).
Para entrar en esta casilla central es necesario conseguir el número exacto en la tirada. Como ven, el autor del juego no se comió la cabeza (¿sería el propio Emilio?).
Si hay cuatro jugadores cada uno tendrá dos fichas. Si son dos los jugadores cada uno tendrá tres fichas. Es importante por tanto que los jugadores tengan una calculadora a mano.
Puedes comer a las fichas contrarias si caes en la misma casilla (menos en la casilla “Burbuja”). Si te comen vuelves a empezar. Uno lee esto y piensa: ¡por fin! ¡una novedad! ¿qué será eso de la casilla burbuja? Me acuerdo de la peli aquella del niño Burbuja, o del clip de Huey Lewis and the news. Pero no, no es más que una casilla con una bola de color pintado. Y la expresión “Si te comen” no hace ninguna referencia a Holocausto caníbal.
No puede haber dos fichas en la misma casilla. Ni siquiera la de Anita, que abulta poco.

COMIENZO DEL JUEGO

Cada jugador escoge los personajes de la serie con los que quiere jugar y los sitúa en su casilla de salida. Es decir, que si te coges a La Juani y no te gusta, estás infringiendo las reglas, por lo que te aconsejamos que no comentes tus gustos personales en público, o pueden echarte del juego. Yo, por supuesto, me cogí a Alberto.
Los jugadores lanzan el dado y empieza el juego quien consiga la mayor puntuación. El siguiente en mover será el jugador que esté situado a la derecha del primero. Estaba claro que un tipo tan recto como Nacho Martín tenía que ser del PP. Seguro que es hasta del Opus el tío...
Los jugadores pueden desplazarse, avanzar o retroceder libremente a lo largo del tablero y pasar de una circunferencia a otra a través de los puentes. ¿Desde cuándo hay puentes en “Medico de familia”? Ni que fuera la Expo de Sevilla. Podrían haber pensado un poco, digo yo, y haber cambiado los puentes por, no sé, pasillos del centro de salud, ríos de lava ardiendo o brazos de robots gigantes, que no tienen nada que ver con la serie, pero al menos molan.

CASILLAS

Hay siete tipos de casillas:

En la casilla “Dados” el jugador vuelve a tirar otra vez. Nunca se me hubiera ocurrido, la verdad, los de Globomedia están en todo.
De la casilla “Saca Impar” sólo se puede salir sacando un número impar. Como ven, unas reglas que ni el “Vampiro”, oiga.
En la casilla “Manos” recibimos un buen empujón. Al caer en ellas podemos cambiar la ficha a cualquier otra casilla que tenga el mismo dibujo y esté libre. En realidad esta casilla te da ganas de coger el juego con las “manos” y tirarlo a la basura.
La casilla “Burbuja” implica que la ficha que esté allí no puede ser comida por ninguna otra. Es la única casilla en la que no nos pueden comer. O sea, una especie de campo de fuerza, pero en cutre. ¿Y por qué burbuja? ¿No podían haber puesto la cara de “Lamata” por ejemplo, aquel amigo de Nacho que era un cabroncete?
Las casillas “Flechas” nos indican la dirección de salida que debe seguir la ficha. ¿Reminiscencias de Green Arrow? ¿O de la famosa línea blanca de Ni en vivo y en directo?
Las casillas con “Fotogramas” y “Colores” son de paso. Es decir, que en aquellas casillas con fotitos de la serie o con colorines, no pasa nada de nada. Pues vaya plan.

Llama la atención el hecho de que el juego venga con las instrucciones en dos idiomas: español e inglés, como si en el Reino Unido tuvieran interés en semejante producto, un timo en toda regla. Más gracioso es la etiqueta que aparece en la caja donde advierte que el juego es para personas de “6 a 99 años”, haciendo hincapié tal vez en que puede jugar tanto Anita como el señor Matías.

Por cierto que el juego es de BANDAI, que no sé yo en que estaría pensando cuando lo comercializó. Más le había valido haber sacado unas figuritas del doctor Martín y compañía, al menos nos hubiéramos reído con la de Marcial o la Gertru.

Por si fuera poca tortura (aunque más bien para compensar el nulo interés del juego), el pack incluye una cinta de vídeo donde se recuerdan algunos de los mejores momentos de la serie. O al menos eso es lo que dice la carátula, que al final es una media hora con cuatro recuerdos de la Juani, Alberto y el señor Manolo y un par de tomas falsas (las típicas equivocaciones de Emilio Aragón o Chechu y las risas de rigor). Es decir, nada que no hayamos visto en Pecado original. Sólo falta el doblaje imitación de Florentino Pérez, digo, Fernández.

Mucho más interesante que esto es el libro de Médico de Familia donde se cuentan los entresijos de la serie de Daniel Écija y sus secuaces. O eso contarán, porque si creen que me voy a tragar semejante bodrio, van apañaos. Como mucho he pasado las páginas para recordar esa mezcla de Padres Forzosos, La hora de Bill Cosby y Urgencias que era Médico de familia. Pero prometo que algún día, con las dosis de alcohol y estupefacientes necesaria, me adentraré entre sus terribles páginas, y si vuelvo de semejante encuentro con mi destino, lo contaré en Viruete.com

Entretanto, cojan unos dados y échense una partidita. Si ganan con la ficha de La Juani les dejamos que cuenten unos chistes y bailen unas sevillanas. ¡Hala, que arte shiquillo!

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