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José Viruete y Jesús Lijo 17-03-05

Muchos son los mails que llegan hasta la redacción de viruete.com. Entre cantidades industriales de spam, todos los días llegan correos que nos llenan de gozo, diciéndonos lo que disfrutan de la web. Y muchos de ellos se animan a enviarnos cosas que consideran destacables o reseñables en la web. No deja de ser emocionante que algunos de vosotros conectéis tanto con esta web que os acordéis de ella al ver algo en vuestra vida cotidiana que os recuerda a ese particular universo que compartimos.

Unos lectores, tratando de caerle en gracia a Viru.

De entre esos mails, el que vais a leer a continuación destaca por motivos que se os harán evidentes tan pronto leáis la misiva. Este lector nos ha proporcionado un material que me hace morderme los dedos de los pies de envidia. Y lo quiere compartir con vosotros. Sin más, cedo la palabra a su autor, Jesús Lijo:

"Todo comenzó a las 20:30 del día 3 de Febrero en A Coruña cuando, en un súbito ataque de lisergia y tras haber visto un cartel de una ‘’fiesta de disfraces’’ en una conocida (y pequeña) sala de conciertos local (grandes actuaciones! Mama Ladilla creó que fue la cumbre) se nos ocurre buscar una careta para poder asistir y hacer un poco el subnormal, cosa habitual en nuestras salidas estupidas.

Después de 4 minutos de ardua búsqueda entramos en un kiosco que exhibía las típicas caretas de calaveras, brujas y demonios. Sin embargo, cual fue nuestra sorpresa al entrar! Encima del mostrador se podian ver dos cajas descoloridas por el paso del tiempo con un cartel en el que se leia: ‘’Disfraz, 2 euros’’

El año que viene, podéis ir como ésta, chicos.

Entonces fue como si toda la inconmensurable red karmica nos bendiciera, los ‘’disfraces’’ eran de ‘’El ultimo guerrero’’ (que descubrimos que en realidad es el guerrero definitivo (ya que en la caja ponia el nombre en ingles ‘’ultimate warrior’’)) y ‘’Hulk Hogan’’!

Que afortunados y dichosos nos encontramos en aquel momento. Después de ello fuimos raudos y veloces a comprar una camara de fotos desechables a un bazar chino (somos rastreros, lo sé) para inmortalizar la noche. Y he aquí un pequeño extracto de las fotos que pudimos hacer antes de que la camara se rompiera (logico y normal).

Blame society

Hay que decir que la gente prácticamente nos alababa como dioses con esa indumentaria (por lo menos interpretábamos sus salvajes carcajadas de ese modo) y alguno aún nos comento de que le encantaria tener esas caretas ya que, según él, ya no se encuentran… La noche llego a su catarsis cuando en medio de un frenesí luchalibresco simulamos un combate en el cual casi le tajo un ojo a mi rival (Hulk Hogan).

Tambien nos despertamos al dia siguiente con la punta de la nariz rajada en varias trayectorias, lo extraño fue que recordaramos casi todo, después de, como se muestra en la foto (esa pequeña bebida verde) meternos entre pecho y espalda dos absentas de una salvajada de grados (80+) flambeada y con unas gotitas de concentrado de absenta extras, aparte de una serie de migrañas (bebida propia del local compuesta por vino, kas de ambos sabores y varios licores fuertes que no recuerdo). El sádico que aparece en el medio es el dueño del local, un completo loco al cual le encanta acabar con la gente a absentazos.

Acojona, troncos, acojona lo nuevo de El último guerrero

He de decir que han colocado una maquinita de las de antes con el genuino street fighter II en un local que frecuentamos (es en la que se puede escoger a Vega, Bison y estos, nada de bizarradas raras como ondas en el aire, cambio de personaje durante la pelea con el boton de Start u ondas que oscilan cual pendulo), de esto tengo pruebas graficas. Es impresionante como la gente sigue jugando.

Como podéis ver es una historia entrañable, apostillada por detalles como el de la máquina de Street Fighter. Pero evidentemente, un detalle sobresale por encima de todo... El disfraz de El último guerrero. De nuevo, palabras del autor: "Ademas adjunto la verdadera prueba del delito cometido, al hacer la foto me senti como Jason o Leatherface, o un como un crossover entre los dos, no se, son muchos sentimientos encontrados, como si me preguntaran a quien quiero mas si a mi madre o a mi padre."

Arriba podemos ver el susodicho disfraz, en una foto cortesía del amigo. Y la primera conclusión a la que llegamos es unánime: hay que tener morro para llamar "disfraz" a estas granzas. Veamos... ¿una triste careta de plástico y una serie de tontadas para los brazos? Desde luego no es la clase de material con la que trabajaría Mortadelo. Eso sí, la careta es cierto que recuerda al rostro de algún psicópata de cine.

Peor que la máscara de la muerte roja. Se tragará tu alma.

Un examen más cercano de la máscara confirma nuestras sospechas: que es lo más cutre visto desde una peli de ciencia ficción turca. El poderoso guerrero indio, que en su día detenía una manada de búfalos con sus manos, reducido a motivo de cachondeito por una panda de gallegos borrachos. Bueno, si nos paramos a pensar, en el fondo ese siempre ha sido el destino del Wrestling, si cambiamos A coruña por New Jersey.

Pero las dos cintas que lo acompañan tampoco se quedan cortas. Uno, más que un aguerrido luchador apache lo que parece es Leonardo Dantés cantando el baile del pañuelo. Me recuerdan a unas serpentinas que te daban en la feria, no recuerdo exactamente porque, pero en mi casa siempre andaban rulando. Y yo sin saber que era lo que necesitaba para convertirme en un atleta sobrehumano.

Dos muñequeras añejas y sendas coderas complementan el disfraz. Ambos objetos netamente 80s ,y que son eclipsados por la alucinante careta, pero que ayudan a conseguir esa sensación tan añorada de estar haciendo el gilipollas como un campeón. Las coderas portan el símbolo de nuestro campeón de wrestling, lo cual nos anima a lanzarnos y dejar un bello recuerdo a los transeuntes en forma de codazo en toda la boca, para que comprueben en sus carnes el poder de Manitú.

En América existía un kit para disfrazarse como él bastante más completo. Y a la vez, bastante más ridículo. La caja en cuestión contenía hasta una camiseta con músculos pintados, lo que añadía más tontería al conjunto si cabe. La "pintura de guerra" del Ultimate era recreado mediante un triste antifaz. Supongo que si lo fuera por medio de pinturas y productos cosméticos lo haría poco lo hacía poco atractivo ("una mariconada, pensarían muchos") o precisaría de la ayuda de la hermana mayor para su aplicación. Pero quedaría mucho mejor. Yo sólo sé darme rimel, así que hubiera llamado a mi prima. Al menos el kit español sirvió para que esos dos vándalos se corrieran una juega. Que ya es bastante.

En todo caso no es más que una muestra de lo poco que ha avanzado el tema de los difrazes en nuestro país. En cualquier catálogo de disfraces de esos que nos llegan por Navidad podemos encontrar chapuzas que hacen bueno a éste (y además son mucho más caros). ¿O tengo que recordarles aquellos disfrazes de Lunni? Desgraciadamente cada vez menos gente se disfraza en Carnaval, y menos aún que disfrutaran del deporte. Sin embargo, el disfraz retarded de El último guerrero da testimonio de la popularidad que, una vez, tuvo este espectáculo en tierras hispanas. Me quedo con ellos antes que con las penurias de Rául o Lydia Lozano.

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