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José Viruete 10-03-05

Si me pongo a hacer un repaso de mis series favoritas, o al menos de aquellas que viví con más intensidad, una de las que destaca es Campeones. Captain Tsubasa que dicen los japos y los otakus. Todos los días a las 20:30 el mundo se paralizaba, y para mí no existía nada más en el universo que las jugadas de Oliver, Tom, Mark Lenders y compañía. Perderse un episodio era una tragedia semejante a presenciar un concierto de La década prodigiosa. El fascinante mundo de Oliver lo era todo para mí, que hasta llegaba a ponerle los nombres de los equipos de la serie a los del Match Day II.

En una serie tan larga y que uno sigue con tanta pasión, tiempo a fijarse hasta en los más ínfimos detalles, a aprenderse el nombre de todos los personajes e incluso a coger cariño al más insignificante de estos. Es increíble el talento que tuvo el autor para crear personajes carismáticos. Todos teníamos nuestros favoritos. Los mios eran Benji, Ralph Peterson, Julian Ross o Philip Calahan. Y Alan. Alan Crocker ¿O era Alan Parker?

Es posible que no le recordéis, pero Alan era el segundo portero del New Team, tras el insustituible Benji Price. El que iba primero de rojo y después de azul. Es uno de esos personajes que sólo aquí, en ésta nuestra supersección de secundarios podría encontrar revindicación. En alguna escena coral ya se había visto que el equipo contaba con un guardameta suplente, pero el protagonismo, calidad y carisma de Benji lo hacía del todo irrelevante. Hasta que, en un melodramático golpe de efecto, el Gran Superportero japonés con voz de Pepe Carabias... se lesionaba.

Nótese la cara de resignación

Entra en escena Alan, llamado Yuzo Morisaki en su versión original. Ese chaval en el que nadie se había fijado, ese chico que se sienta en la penúltima fila del colegio, calladito y con sólo un amigo o dos, y que se ve en la tesitura de sustituir a una leyenda como era el señor W. Genzo. Los propios compañeros del equipo no tenían confianza en él, por lo que decide someterse a un entrenamiento intensivo, ayudado por Oliver. La prueba de fuego para comprobar la eficacia del entranamiento fue enfrentarse a 100 disparos, 10 por cada compañero del equipo, prueba que pasa con notable alto y que le convierte en el portero oficial del equipo.

Fue este episodio el que me hizo que se ganara mis simpatías, pues a pesar de no tener ese talento natural que tenía Price, era capaz de esforzarse para hacerlo lo mejor posible. Que pena que después de aquella épica gesta se nos demostrara que la calidad de Alan equivalía a la de un Buquets en un día malo, y es que el pobre chico recibía goles a troche y moche, y más palos que una estera. Cuando Mark Lenders, Julian Ross o cualquiera de los jugadores estrella avanzaba hacia la portería rival, el equipo entero se echaba a temblar y corría a interponerse en la trayectoria del balón. Igual que con Busquets.

Escondite inglés

Fue el mismo Mark Lenders el que, fijándose en el caracter apocado del chaval, decidió iniciar una guerra psicológica en el primer partido que nuestros protagonistas dispuraton contra el Muppet (¿quién le ponía los nombres a los equipos?). Su táctica: plantarle un balonazo en toda la cara al pobre Alan, que quedó traumatizado e incapaz de acercarse a un balón, no vaya a ser que se repitiera el impacto en plena jeta. Esto le costó al New Team algún gol más, hasta que Oliver, siempre Oliver, que lo tenía que hacer todo él, como el gato de Hong Kong Phooey, le demostró que el balón era su mejor amigo y no había que tenerle miedo.

Alan descuida la portería y hace enfermero. No es que se notase mucho su asencia, nos tememos.

Durante el resto de la serie, Alan permaneció no en un segundo, sino en un tercer plano, recibiendo muchos goles de los jugadores buenos, aunque a veces demostraba su valía parando algún balón. Muchas veces formaba parte de una especie de muralla humana para contener los megatones de potencia del Tiro del tigre. Se convirtió en el portero fijo del New Team cuando Benji marchó a Alemania- Y atención porque el chaval llegó a ser incluso internacional, jugando varios partidos debido a la lesión de Benji (¡siempre igual!) y la renuncia de Ed Warner, que estaba hasta los huevos de estar a su sombra. El chico hizo lo que pudo ante semejante papelón, un poco como Paul Rodgers con lo de Queen.

Hay que entender que en el universo de Oliver y Benji hasta los porteros daban la nota, tenian técnicas y paradas especiales, y eran capaces de volar por el campo, atajar con las manos cataclísmicos disparos que agujereaban el cemento y jugar aunque el brazo les colgase de un filamento. Aquí lo más "parecido" en porteros sería Xilabert en su buena época, o, si me apuran, El mono burgos y sus tonterías. Digo en lo de dar la nota, claro.

En realidad iba a por el de la cinta

Si os fijáis, al principio del artículo me he preguntado por el verdadero apellido del portero. Y es que durante el primer campeonato la voz en off que narraba todos los partidos (voz mítica que debería de narrar los choques europeos entre los galácticos y el equipo de turno) lo identificaba como Alan Parker. Seguro que los traductores no cayeron que ese nombre lo habían sacado del director de Fama, entre otras muchas películas. Cuando se dieron cuenta de que Alan Parker había sido nominado al Oscar, decidieron cambiarlo por Alan Crockett. El pobre chico podía asistir perfectamente a la consulta de Frasier, porque entre balonazos que le bajaban la autoestima y crisis de identidad el chico podía haber acabado peor que los de Doce monos.

Alan tuvo algún momento de gloria en los episodios del manga inéditos aquí, parando lanzamientos especiales de los delanteros de Tailandia (uno de los cuales jugaba en el Atleti), por ejemplo. Ignoro que habrá sido del jugador, pues la serie continúa en japón, y lleva continuando varios años, habiendo cantidad de torneos que nos lo hemos perdido. Imagino que si Ed y Benji vuelven a lesionarse, tendrá que salir nuestro portero favorito una vez más. Es la grandeza de una serie como Captain Tsubasa y su universo, que hay sitio para todos. O casi todos. A mí que queréis: es que me daba pena el chaval.

Esto lo pongo porque mola cantidad.

 

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