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PASTELITO PANTERA ROSA

José Viruete 16/7/04

Hay experiencias que unen a una generación. Todos vimos V, todos jugamos al Quién es quién, y todos comimos bollos de La Pantera Rosa. Éste singular felino ha estado presente en nuestras vidas desde hace mucho tiempo, triunfando en todos los medios donde ha hecho acto de aparición. Las películas eran divertidas. Las series de dibujos, las primeras al menos, eran sensacionales. Y el bollo.... ah, amigos, el bollo...

El pastelito de La pantera es algo único. Es el único dulce que conozco que tiene chocolate rosa. Realmente no es chocolate. No sabe a chocolate. Es una cobertura rosa. ¿Por qué lo llamábamos chocolate rosa? Pues porque éramos críos, y estas cosas al final se quedan. Pero rosa, sí que era, ya que si fuera azul estaríamos hablando del bollo de Los pitufos. La rosada apariencia y su dulce aroma hacían innecesaria la inscripción de "cómeme" para que Alicia perdiera la cabeza por ellos, como todos nosotros.

Podemos suponer que el debemos su sabor y color al Colorante E-124. Yo tengo un bote por casa y me lo tomo a cucharadas, bendito colorante.

Si nos detenemos antes en su envoltorio, nos llama la atención dos cosas. Primero es la afirmación de que contiene un 21% de leche. ¿Qué tratan de decirnos, que es un alimento sano para los niños? Señora, si quiere que su hijo beba leche, dele un puto vaso, y deje los bollos para los que disfrutamos de estas cosas sin complejos. Por otro lado, vemos a la pantera feliz y escuchando música en un Walkman. No sé que leches tendrá puesto, yo creo que le pega llevar The Cardingans, por ejemplo. Eso sí, seguro que no lleva ni a Nickelback ni a Mago de Oz. Nuestra pantera es demasiado elegante para eso.

Su interior encierra un corazón de nata. Entendedme que uso corazón como metáfora, realmente el bollo no tiene corazón, no está vivo. La nata no corre a través de su supuesto organismo. Tranquilos: no hay anticuerpos como los de Viaje Alucinante. Y si alguna vez abro un bollo de estos y descubro que palpita no me lo comeré, lo venderé a una feria de monstruos o algo así. Demasiado Cronemberg para mí. En todo caso, el bizcocho y la nata combinan perfectamente con la cobetura y hasta le da una variedad de colores, de tonos suaves, agradable a la vista y al paladar.

Cabría preguntarse qué tiene la Pantera que no tengan el resto de felinos del mundo de la animación. ¿Por qué no tienen su pastelito otros gatos famosos?

Leoncio el León: Evidentemente, Leoncio no va a ninguna parte sin Tristón. Y nadie quiere comerse un bollo que se llame Tristón.

Silvestre: el pobre era un loser que no lograba atrapar nunca al odioso Piolín, con lo cual iba a tener más bien poco tirón.

Thundercats: Nunca fueron especialmente populares en España y llegaron muy tarde.

Garfield: Más que un bollo, este gato patrocinaría una marca de lasañas. Además seguro que tendrían efectos somníferos.

Felix el Gato: este hace tiempo que está pasadísimo de moda.

Pantera Negra: basado en el superhéroe Marvel, que claro, no es ni la mitad de conocido ni tiene esa elegancia que tiene nuestro rosado amigo.

Así que, como vemos, las alternativas eran escasas. Casi era mejor inventarse uno, como hicieron con el Tigretón.

Uno de los aspectos que más me gusta es la perpetua licencia que mantiene Bimbo sobre este personaje. ¿Saben los niños de hoy quién es La pantera Rosa? Seguro que muchos no. Ni falta que hace, la leyenda del bollo se ha perpetuado a lo largo de los años a pesar de que las aventuras de la Pantera fueran sustituidas por Digimon Frontiers o Corazón de Verano hace tiempo. Hey, seguro que a la Igartiburu también le molan. Pero ahí lo tienen, con su correspondiente copyright de la United Artist.

En todo caso, estamos ante uno de los pocos casos, como los chupachups de Kojack en el que la licencia acaba por importar más bien poco ante la calidad y originalidad del producto.

Desgraciadamente los chupachups del calvo acabaron por sucumbir. Sucederá lo mismo con estos bollos. Tarde o temprano dejaran de fabricarse, creo yo... Así que disfrutémoslos mientras podamos.

Los furbys se habían encontrado con un delicioso pastelito. Pero tanto Ku-chai como Lu-Luh lo querían.

-Oye, dámelo -dijo Ku-chai.

-Que es miooooo -espetó Lu-luh

-Muerte a ti y a tu familia

-Muerte a ti, tu familia y tus contactos del messenger

-Mira, si tú dar mi bollo, mi dar tú este disco tan bonito -propuso Lu-Luh.

-Tú creer que mi tonto, mi ya tenerlo.

-Mi olvidar que tú tener discografía completa.

-Si tú dejar mí comer la Pantera rosa mi regalarte esta película tan buena -dijo Ku-Chai.

-Oye tú, cultureta de mierda, ¡a ver con quién te crees que estás hablando! Si no salir Jim Carrey no interesar mí -dijo Lu-Luh muy ofendido.

-Mi olvidar de eso. Pues tendré que pegar tú.

-¡Dejad de pelear! -gritó una voz metalizada y desconocida.

-¿Quién ser? -se preguntó Lu-Luh.

-Venir en 600 amarillo, será Alfredo Landa -aventuró Ku-Chai

-¡¡Autobots, transfórmense!! -y dicho esto, el coche cambió de forma.

- Soy Bumblebee, de los autobots. Vengo a ayudaros. Creo que la mejor solución es compartir el bollo

-¡Compartir ser de perdedores! -gimió Lu-Luh, muy ofendido.

-Sí, además mi encontrar una solución. ¿A que sí, Lu-luh?- dijo Ku-Chai, con cierta complicidad hacia su compañero blanco.

-¡Sí! Pantera para Ku-Chai y robot para mí! -e inmeditamente el furby incó el pico en el ser metálico.

-¡Dueeeeeeeeee! Jaajaja. Jo, al final tú quedar siempre con la mejor parte. ¿Estar crujiente?

En la elaboración de éste artículo no ha sido dañada ninguna pantera. Sin embargo, fueron injeridos tres pastelitos de La pantera rosa, con el consecuente daño al estómago del autor.

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